Todos y cada uno de nosotros escuchamos a diario noticias y accedemos a información, relacionadas con los grandes avances que se van logrando en los diferentes campos que conforman nuestra existencia y conviven con nosotros. Realmente se obtienen magníficos resultados, la mayoría de las veces, fruto del esfuerzo y trabajo en el ámbito de la investigación, la innovación, la tecnología y los procedimientos, todo ello, con un objetivo común: la sostenibilidad.
En este camino en el que todos vamos avanzando, hemos de darle a la química la relevancia total y absoluta que le corresponde en todos los puntos a recorrer, desde la propia investigación, pasando por los ensayos, procedimientos, procesos de fabricación, conservación, logística y un largo etcétera de situaciones que existen en todo aquello que nos rodea.
Por supuesto, no puedo dejar de hacer una mención muy especial a todo aquello que tiene que ver con la salud y con la alimentación, por ser ambas cosas las que nos marcan y nos acompañan en el camino durante nuestras vidas. La alimentación y la vigilancia de la salud, sin dudas, son esenciales en la vida de los seres humanos. Los medios que se utilizan –siempre con la presencia de la química- para mejorar la producción y conservación de los alimentos, serán pilar básico de una buena alimentación. En cuanto a la salud, el diagnóstico y, sobre todo, los tratamientos para combatir posibles enfermedades, tienen y tendrán una importancia fuera de toda duda.
En otro orden de cosas –muchas, muchísimas- también la química vuelve a ser importante, y tiene como objetivo final proporcionarnos calidad de vida y garantizarnos la existencia de productos y materiales que son necesarios para la fabricación de otros que vamos a consumir.
Dicho todo esto, el principal desafío que tiene ante sí la industria, en general, y la química, en particular, es investigar e innovar para lograr más y más productos y procesos sostenibles.
No debemos olvidar que al final, afortunadamente, la química está en nuestros días.