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JOAQUÍN GARCÍA VILAR, VOCAL DE LA JUNTA DIRECTIVA DE QUIMACOVA

JOAQUÍN GARCÍA VILAR, VOCAL DE LA JUNTA DIRECTIVA DE QUIMACOVA
Artículo de opinión de nuestro vocal de Junta Directiva, D. Joaquín García Vilar: "NORMATIVA Y COMPETENCIA"

La industria química europea, y por lo tanto la valenciana, se encuentra en una situación cada vez más compleja. Atrapada y enredada entre las exigencias regulatorias europeas, españolas, autonómicas, locales… y enfrentando una competencia global despiadada. Lo que comenzó como un intento legítimo de proteger el medio ambiente y la salud pública ha evolucionado en un laberinto normativo cambiante, que sofoca la innovación y estrangula la competitividad de las empresas del sector.

Las regulaciones europeas sobre la industria química son notoriamente complejas y rigurosas. Las empresas deben sortear un sinfín de directivas, reglamentos y trámites administrativos, lo que se traduce en costes de cumplimiento prohibitivos y una carga burocrática abrumadora. Mientras tanto, competidores de otras partes del mundo se benefician de regulaciones más laxas, lo que les otorga una ventaja competitiva injusta en términos de costes y flexibilidad operativa.

La falta de armonización entre los países europeos agrava aún más la situación. Algunos países aplican las regulaciones de manera estricta y rigurosa, mientras que otros adoptan enfoques más laxos, implementan las normativas de manera inconsistente o simplemente postponen su puesta en marcha. Esta falta de coherencia crea confusión para las empresas que operan en múltiples países y distorsiona el mercado único europeo, debilitando su eficacia y su capacidad para fomentar la competencia justa.

La innovación, vital para el progreso en la industria química, se encuentra en peligro debido al exceso de regulación. Las empresas se enfrentan a obstáculos cada vez mayores para invertir en investigación y desarrollo de nuevos productos y tecnologías. Las restricciones onerosas y la incertidumbre regulatoria desalientan la inversión en innovación en Europa, lo que amenaza con relegar al continente a un papel secundario en el escenario mundial.

Para revertir esta tendencia preocupante, es urgente una revisión exhaustiva de la legislación europea sobre la industria química. La simplificación y armonización de las normativas, junto con una aplicación más coherente entre los países miembros, son fundamentales para restaurar la competitividad y la innovación en el sector. Europa debe encontrar un equilibrio entre la protección ambiental y la viabilidad económica, o arriesgarse a perder una industria vital para su prosperidad futura.