El abono, o fertilizante, es un material cuya función principal es proporcionar elementos nutrientes a las plantas, ya que, muchas veces, el suelo no es capaz de abastecer las necesidades nutritivas de los cultivos. Los fertilizantes restituyen en los suelos los elementos nutritivos necesarios para cada cultivo, que las plantas han extraído, o que por erosión, lavado y retrogradación se han perdido.
Aunque, estrictamente son términos intercambiables, la diferencia que se suele encontrar entre la nomenclatura abono o fertilizante está en que el primero es de origen orgánico y los fertilizantes son sustancias químicas. Como ejemplos, un abono sería el estiércol y el mantillo que cubre la tierra de muchos frutales, así como el compost.
Los compuestos químicos, o fertilizantes, se solubilizan en el suelo en contacto con el agua, para luego ser absorbidos por las raíces de las plantas. Suelen comercializarse en estado líquido y normalmente incluyen microelementos (cobre, manganeso, zinc…) que mejoran el crecimiento y la reproducción de la planta.
Existe una gran variedad de productos fertilizantes que se pueden clasificar por su origen, su composición química o por la presentación física del producto.
Desde la revolución industrial, la población mundial no ha dejado de crecer, la demanda de alimentos va en aumento y, en este sentido, los fertilizantes realizan un gran papel para poder crear un aumento de la producción agrícola.
En el sistema productivo agrícola actual, los fertilizantes nitrogenados inorgánicos son esenciales para mantener e incrementar los altos rendimientos de los cultivos. Pero al mismo tiempo, tienen efectos contaminantes tanto en el agua como en la atmósfera, lo que degrada la biodiversidad del suelo y, además, contribuye al incremento del calentamiento global.
Por ello, hoy en día se están creando estrategias, como es la economía circular para revalorizar los subproductos o el hacer uso de productos fertilizantes alternativos basándose en fuentes orgánicas y, así, ser más respetuosos con el medio natural.
En la Comunidad Valenciana esta actividad es relevante, ya que hay más de 50 empresas que tienen su CNAE adscrito a la actividad “Fabricación de fertilizantes y compuestos nitrogenados”, representando casi un 7% de la facturación del sector en nuestra región.
Sobre los datos de comercio exterior, en el año 2020, a nivel de importación se importaron más de 190 millones de € procedentes de países como Marruecos, Bélgica y Egipto; a nivel de exportación, la Comunitat Valenciana es la segunda CCAA que más exporta este tipo de productos, se exportaron más de 210 millones de € hacia países como México, Irlanda y Marruecos.