Alimentar y desarrollar productiva, social y económicamente a 8.000 millones de personas de una forma sostenible en todos sus aspectos, es el reto de nuestro siglo.
En el sector químico ya llevamos tiempo trabajando en esta dirección con programas tan ambiciosos como Ecolabel, “del campo a la mesa”, sistemas de certificación Lean Green Belt, Fairtrade, RainForest Alliance o UTZ. En agricultura, siendo el tercer sector industrial con mayor impacto en el medioambiente y la salud de las personas, ya se está trabajando con programas como el registro electrónico de transacciones y operaciones. Este tipo de iniciativas permiten el registro de la información en tiempo real, garantizando en todo momento una trazabilidad integral de la cadena de suministro de productos fitosanitarios, así como aportar utilidades de gestión a los usuarios de la aplicación informática.
Es, sin duda, un ambicioso programa que traza toda la cadena de suministro y hace más eficiente y respetuoso el uso de los productos fitosanitarios, algo que dentro de poco se ampliará al uso de fertilizantes, trazando así todos los insumos usados en la agricultura moderna.
Todos estos programas persiguen el objetivo común de desarrollar modelos industriales y productivos más eficientes en el uso de los recursos naturales, sin dejar de lado la mejora de la productividad de los procesos, con el fin de transformar esa ganancia en bienestar para todos los grupos de interés de la sociedad. Esto es lo que está impulsando la Unión Europea a través del Green Deal, cuyos objetivos son claros y ambiciosos y pasan por conseguir cero emisiones de gases de efecto invernadero en 2050, el crecimiento económico desvinculado del uso de recursos naturales y que no se quede nadie atrás.
El camino de adaptación a estas nuevas exigencias legislativas y de mercado no está siendo sencillo, puesto que supone un cambio en la forma productiva, alejándonos de nuestra zona de confort y exigiéndonos nuevos aprendizajes. Sin embargo, en este aprendizaje vamos a descubrir nuevas y numerosas oportunidades de desarrollar negocios, por lo que la actitud y perseverancia van a ser claves para el éxito empresarial.
En el caso del sector químico, por nuestra parte, hacemos un especial hincapié en los programas de formación y en la potenciación de la innovación para avanzar en la consecución de estos objetivos marcados para garantizar la sostenibilidad del planeta. Todo ello, en el caso de la Comunidad Valenciana, agrupado bajo la figura de QUIMACOVA desde la que se potencia un networking entre la variedad de actividades productivas del sector. Desde el programa formativo completo, hasta la puesta en marcha de desayunos profesionales o la organización del primer salón del sector químico en la región, Eco Chemical Solutions, que tuvo lugar el pasado mes de octubre en Valencia y fue una excelente muestra de los avances que la industria química está realizando en materia de sostenibilidad.
Siempre se ha dicho que el viejo continente es muy robusto y menos ágil para adaptarse a las condiciones cambiantes de los mercados. Pues bien, en mi opinión, creo que es un acierto el posicionamiento que está adoptando Europa, focalizándose en el segmento de mercado de los grupos de interés preocupados por el futuro de esos 8.000 millones de personas. Frente a países que no respetan las normas internacionales de derechos humanos y comercio, Europa debe seguir siendo un ejemplo de igualdad, sostenibilidad y calidad en su sistema social y productivo.