El sector químico es uno de los que menos está sufriendo el impacto de la crisis. De hecho, ha terminado el año con una previsión mejor de la esperada. A nivel nacional, la caída de la facturación se sitúa en algo menos del 2% mientras que, en la Comunitat, la caída ha sido incluso menor, ya que es intensiva en fabricación de productos de consumo relacionados con los productos sanitarios tan necesarios para combatir esta emergencia sanitaria. Una clara muestra de la dispar repercusión de la crisis sanitaria sobre la economía real y los sectores productivos. Y, sin duda, reflejo de un sector sólido en nuestra Comunitat que ha dado una respuesta excelente a la pandemia.
Las razones han sido, entre otras, por la rápida adaptación que ha tenido el sector para satisfacer la demanda del mercado en productos desinfectantes y sanitarios, acometiendo contrataciones de personal y de maquinaria para llegar a su consecución. La Administración también ha acompañado en este proceso, ya que ha conseguido adaptarse y conceder en tiempos cortos autorizaciones excepcionales para que las empresas hayan podido adaptarse a la situación de demanda.
Por actividades, en 2020 se ha incrementado notablemente la producción de detergentes y desinfectantes, debido a su relación con los productos sanitarios, y también se ha incrementado la producción de abonos, fertilizantes y agroquímicos, por su relación con la agroalimentación. Otros subsectores han visto más afectada su actividad, aunque han conseguido cerrar el año con números positivos.
Respecto al empleo, cabe destacar que menos de un 10 % de las empresas del sector han tenido que acogerse a un ERTE. En líneas generales, el sector ha generado empleo durante 2020 y espera recuperar el nivel de actividad anterior a la pandemia durante el segundo semestre de 2021.
Todas estas cifras respaldan la extraordinaria capacidad de adaptación del sector, que además de demostrarse esencial en una situación como la que se ha vivido, ha podido adaptar sus procesos de fabricación a la demanda e incluso diversificar e introducir productos nuevos gracias a su ADN innovador.
Las principales preocupaciones del sector de cara a este año son la elevada incertidumbre acerca de la evolución de la pandemia, que impide una planificación más allá de a unas semanas vista, las posibles consecuencias de las restricciones de movilidad sobre el suministro de materias primas y la gestión de las bajas laborales.