Un empresario es una persona que asume, entre otras, la conducción y responsabilidad en una empresa. Esto deriva en que el empresario aporta capital -punto clave en cualquier emprendimiento- pero también su tiempo y su esfuerzo, todo ello con el riesgo que el inicio y el desarrollo de una actividad empresarial conlleva.
En los dos últimos años, entre la irrupción de la pandemia y el conflicto de Ucrania, la situación económica se está volviendo en nuestra contra y no solo en España sino a nivel internacional. Subida de costes, inflación, escasez de algunas materias primas….
Vivimos un contexto difícil para las empresas y, en el caso de nuestro país donde el grueso del tejido empresarial está formado por pymes, micro pymes y autónomos, hace que el proyecto que muchos empresarios venían llevando a cabo, jugándose su patrimonio, esté en peligro.
Todo ello a la vez que, según algunos comentarios de nuestros dirigentes, parece que los empresarios seamos el origen de todos los males patrios. Y nada más lejos de la realidad: nosotros -a diferentes niveles y en distintos sectores- lo que hacemos es crear puestos de trabajo productivos, generar riqueza y, por supuesto, cumplir con las responsabilidades tributarias correspondientes.
Y yo me pregunto, ¿tan difícil es tener una relación entre la Administración y los administrados para ver la realidad? Solo de esa forma podremos entendernos, comprender las necesidades de unos y de otros y llegar a mejores conclusiones a través de las que hacer avanzar a la sociedad.
Si la Administración entiende nuestros problemas y pone medios para evitar las trabas a las que nos enfrentamos es lógico que no solo irá bien a las empresas, sino al conjunto de la economía y del país.
Sin embargo, parece que ser empresario en tiempos convulsos como los que vivimos ahora es una actividad cuanto menos arriesgada. Con una elevada caída de ventas y de márgenes, gran aumento de costes tanto laborales como fiscales o nuevos impuestos… ¿de verdad compensa?
Desde el mundo empresarial estamos completamente comprometidos con la transición ecológica y con la búsqueda de un futuro sostenible. Además de, en el caso del sector químico, realizar un esfuerzo constante para invertir en innovación y planificación de negocio para solventar todas las dificultades con las que contamos en la coyuntura actual.
Los empresarios del sector químico contamos además con el indispensable apoyo de QUIMACOVA en estos temas y en otros como la legislación, formación o innovación. Pero, y al margen de ello, la pregunta es: ¿compensa ser empresario en tiempos convulsos?